Pieza de latón fundido en arena y realizado en serie. Los antecedentes de este modelo lo encontramos en los primeros siglos de la Edad Media y consistía en una varilla metálica terminada por algún emblema religioso. Los portapaces servían para dar a los fieles en la Misa el ósculo de la Paz de un modo honesto, religioso y rápido, aunque actualmente por la evolución de la Liturgia y todas sus consideraciones, han quedado relevados a los museos donde pueden ser contemplados. Normalmente había dos, uno para los hombres y otro para las mujeres. En este caso ambos portapaces tienen forma de cuadrito con imágenes en relieve asemejándose a una portadilla o un pequeño retablo, esta estética prevaleció desde el siglo XIII. En la parte superior, con una forma semicircular, encontramos la figura del Padre Eterno dando la bendición con la mano derecha, una característica iconográfica muy común en el Renacimiento. Debajo se abre una hornacina coronada por una semicúpula con forma de venera o vieira, flanqueada por dos cabezas de querubines y dos columnas. Y para terminar, en el centro del retablo se alza una gran cruz en relieve, aunque el motivo central podía ser el escudo heráldico del donante o destinatario o el patrón de templo al que estuviera destinado.
Autor: Anónimo
Cronologia: Principios del siglo XIX
Medidas: 18.5 x 8 cm
Tipología: Platería
Técnica: Latón
Temperatura / humedad: 24º temperatura, 50% humedad
Estado de conservación:
Propiedad: Depósito de la Iglesia de San Sebastián
Procedencia: Depósito de la Iglesia de San Sebastián
Ubicacion: Almacen Baca
Observaciones: